Comprar un pueblo entero es posible y no los precios no son nada desorbitados, algunos incluso valen menos que un piso. Algunos promotores inmobiliarios intentan abrirse paso en un novedoso sector en el que hay más de 500 aldeas abandonadas.
Por ejemplo, el pueblo de Lacasta, en la provincia de Zaragoza, se puso en venta hace dos años por 189.000 euros. En Oteruelo de Ocón (La Rioja), también se ofrecían once edificaciones del casco urbano y 5.000 metros cuadrados de terreno a cambio de 176.000 euros.
Es importante saber que cualquier núcleo de población, aunque esté deshabitado, se compone de bienes privados y públicos. Sin embargo, existe la posibilidad de comprar varios inmuebles en una aldea, incluso comprarlos todos, pero siempre habrá zonas de carácter público con jurisdicción municipal que no están en venta porque son de todos.
Un caso de éxito fue el del prestigioso chef Alain Ducasse, que adquirió un pequeño conjunto urbano en Bidarray (Francia) y reconstruyó todos los inmuebles para abrir un hotel. Desde entonces, las antiguas casas sirven de alojamiento y la más grande de ellas, como recepción y restaurante. Es evidente que este tipo de proyectos requieren mucho dinero pero pueden ser muy rentables.
En ocasiones, los propios vecinos de una aldea son quienes empiezan a comprar algunas casas y acaban convertidos en los únicos dueños del pueblo. Eso les permite disponer de más espacio, más terrenos y mejor calidad de vida en un entorno natural.