Navarra es una de las comunidades que ofrece muchos atractivos para todos aquellos amantes de la naturaleza, montañas, valles y pueblos de interior. Uno de los destinos por excelencia es el Valle del Arce. Una zona en la que hay lugares recónditos y llenos de silencio en los que hay que admirar su belleza.
Los lugares
El Valle del Arce está situado en el Prepirineo y Pirineo navarro y muy cerca de Pamplona. Es una zona que se caracteriza por despoblados con mucha historia y localidades en entornos de gran belleza gracias a los recorridos de los ríos Irati, Urrobi y Gurpegui.
Uno de despoblado que se puede visitar es Osa. Considerado como uno de los más panorámicos de Navarra, merece la pena disfrutar de las vistas al embalse de Itoiz. Además, esta aldea tiene un palacio, un molino y una iglesia dedicada a San Román.
Parada obligatoria es la Ermita de Santa María de Arce, en Arce, que data de finales del siglo XII y es un fantástico ejemplo del románico rural. Destaca su planta rectangular con armónicas proporcionas de volúmenes y alturas. Hay que fijarse en su cabecera semicircular y la decoración de los capiteles, así como en la cornisa con ajedrezado jaqués.
El recorrido nos debe llevar al puente del Esqueleto, en el despoblado de Urrobi. También conocido como Puente Romano, es el último gran puente medieval del valle. A día de hoy solo se pueden ver las ruinas, pero se puede observar parte de su esplendor.
En el Valle del Arce se encuentra a su vez Uriz. Esta aldea, fue una de las más grandes de todo el valle en el siglo XIV. En ella vivió Rodrigo de Uriz, quien encabezó un viaje hasta Francia con varios nobles para liberar al rey de Navarra, Carlos III.
A esta zona con tanta historia se suma al recorrido por Navarra la localidad de Lusarreta. Aquí se encuentra el hórreo de Lusarreta, el último ejemplar que queda en este valle. Además de este encanto y de sus paisajes, también es un lugar para conocer viejas historias de vecinos de lugar como la Catalina de Lusarreta y su amor por Sancho de Leyún.
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