Uno de los grandes sueños que tengo como viajera es hacerme la famosa Ruta 66, una carretera que recorre Estados Unidos de costa a costa y que miles de personas deciden recorrerla cada año ya sea en moto o en coche para poder disfrutar de una gran cantidad de estados y poder ver paisajes increíbles.
Está claro que ya no es tan famosa ni tan utilizada como antes ya que con las construcciones de nuevas autopistas y la gran cantidad de compañías aéreas que operan en el país la gente prefiere no invertir tanto tiempo, aunque yo particularmente creo que la magia de hacer esa ruta es mucho más que desplazarte rápido de un lugar a otro.
Esta famosa Ruta 66 se comenzó a construir en el año 1926 para poder conectar diversos lugares aislados de la parte oeste de Estados Unidos con la parte este del país, terminándose en el año 1938 y convirtiéndose en una de las carreteras de mayor fama y tránsito del país ya que antes de su construcción era muy difícil poder desplazarte de costa a costa sin tener que dar mil vueltas o utilizar diferentes medios de transporte, principalmente el ferrocarril.
La Ruta 66 se inicia en Chicago, en la zona del lago Michigan y atravesando estados como Illinois, Missouri y Kansas hasta llegar a Oklahoma, en donde haces un pequeño giro para seguir por Texas, Nuevo México, Arizona y, por último, California. En total son 4.000 kilómetros y en una semanita puedes recorrerla todo a un ritmo de unos 600 kilómetros diarios para poder coger desvíos y visitar diferentes ciudades.
Seguro que has visto la película de animación «Cars» en la que Rayo McQueen llega a un pueblo que ha dejado de ser visitado porque las autopistas ya no pasan por ahí. Esta película se hizo inspirándose en la Ruta 66 y en lo olvidada que está actualmente. Yo desde luego tengo muy claro que no me gustaría morirme sin haberla recorrido. Algún día lo haré… ¡eso espero!