Ventajas de los viajes Todo Incluido


Cada vez está más de moda viajar con todo incluido, especialmente si tus vacaciones van a ser en un lugar de sol y playa (o piscina), donde lo único que vas a hacer es estar en una hamaca cogiendo sol y dándote un bañito, aunque también harás ejercicio, el que se necesita para estirar el brazo y coger el vaso de la mesa para luego volver a ponerlo. Es por eso que lo más cómodo, y lo que más ofrecen los complejos hoteleros de ese tipo de turismo, es la modalidad todo incluido, donde comida, bebida e instalaciones entran dentro de la tarifa que te darán con la reserva de hotel, aunque hay algunas que pueden suponer un gasto extra. Veamos cuáles son las ventajas de un todo incluido:

El precio: si vas a viajar a la República Dominicana, México, las Islas Canarias o cualquier otro destino de sol, te saldrá más barato en la modalidad Todo Incluido que si lo reservas de otra manera. En muchas ocasiones es un chollo que te puede hacer dudar de la calidad de las instalaciones, servicios y productos, pero si es de cadenas hoteleras fiables no tendrás ningún problema.

La comodidad: no tener que preocuparte por dónde o qué vas a comer o cenar es una maravilla, además de que tendrás un amplio horario a elegir para realizar cualquiera de las comidas y podrás comer y beber toda la cantidad que quieras. Además, si decides irte de excursión, avisa el día anterior al hotel y te prepararán una bolsa de picnic (gratuito) para que, aún estando fuera, no tengas que preocuparte por la comida.

Las actividades: los hoteles que ofrecen Todo Incluido tienen un catálogo de actividades y servicios más amplios durante todo el día para que no te falte de nada. Además, un camarero pasa por la piscina y, si quieres una bebida, no tienes más que pedírsela y te la llevará.

Yo me he alojado en varias ocasiones en Todo Incluido y es una gozada, ya que todos los años paso 10 días en algún lugar relajante en el cual lo único que hago es sol y piscina, así que me encanta ir en esta modalidad para no tener que preocuparme ni por las comidas ni por el dinero que tendré que gastarme en ellas.

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