Los pueblos más bonitos de la Costa Brava

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Tengo la suerte de vivir a escasos kilómetros de Barcelona, lo que significa que la Costa Brava no me queda lejos. Es por eso que durante el verano aprovecho el bueno tiempo para visitar algunos de sus pueblos más bonitos, que la verdad es que no se cuentan con los dedos de una mano, sino que hay que recurrir a un par o tres de manos para no tener la sensación de que alguno se ha quedado fuera de forma injusta.

Ya sea para unas vacaciones o para una simple escapada, te recomiendo memorizar los pueblos de los que te hablaré a continuación, ya que te aseguro que te irás de todos ellos con muy buen sabor de boca. ¿Empezamos?

Cadaqués

Cadaques
«Este es el lugar más bello del mundo y a veces uno se lo cree». Es lo que dijo Salvador Dalí de uno de los pueblos más famosos de la Costa Brava, donde vivió durante muchos años y donde hoy es posible visitar la Casa-Museo Salvador Dalí situada en la Platja Portlligat.

Cadaqués tiene un encanto especial. Es un pueblo pesquero que te invita a recorrer todas y cada una de sus calles, además de contar con playas de gran belleza. Eso sí, no esperes encontrar arena fina como la del Caribe porque la mayoría son de piedras.

Calella de Palafrugell

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Vale la pena recorrer muchos kilómetros para detenerse en Calella de Palafrugell, donde uno tiene la sensación de que todo se mantiene intacto, como si el afán de las empresas del sector turístico no hubiera sido capaz de acabar con sus orígenes a base de hoteles construidos a pie de playa. Hoy en día seguro que más de uno se saca una buena mensualidad gracias a Airbnb, pero lo cierto es que sigue siendo tan auténtico como siempre, y eso es algo que siempre se agradece aunque solo sea para pasear y tomar algo a media mañana.

Palamós

Palamos
Playas extensas y un marcado carácter pescador son características que siempre asociamos a Palamós, que atesora rincones tan increíbles como Cala Castell, Cala Corb, Cala Estreta o S’Alguer. Además, no hay que olvidar que el pueblo es todo un referente a nivel gastronómico, ya que mucha gente decide visitarlo por sus deliciosas gambas, que son famosas en toda Cataluña.

Tossa de Mar

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Solo por el Castillo de Tossa de Mar ya merece la pena darse una vuelta por este otro precioso pueblo de la Costa Brava. Su Vila Vella, que es la vieja ciudad, tiene algo que te atrapa desde el primer minuto, aunque la mayoría de turistas vienen por sus playas, que son de aguas frías y cubren bastante nada más dar tres pasos. Conserva casi todo el perímetro que construyeron entre los siglos XII y XIV y eso es algo que hay que saber apreciar. Normal que en 1950 se grabara por esos lares «Pandora y el holandés errante«, una película protagonizada por Ava Gardner y James Mason.

Platja d’Aro

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Uno no tiene la sensación de estar visitando un pueblo cuando llega a Platja d’Aro, pero lo cierto es que es un municipio con pocos habitantes. En verano está lleno de gente que no solo viaja por el atractivo de sus playas, sino que también buscan ir de compras. La calle principal está repleta de tiendas conocidas por todo el mundo y eso hace que siempre haya ambiente. Además, hay heladerías, coctelerías y restaurantes de calidad, como por ejemplo el afamado Llevant, que siempre se llena a pesar de que el menú cuesta 25 euros por cabeza, que no es poco.

Roses

Roses
Si uno se acerca a Francia se ve en la obligación de detenerse en Roses, donde podemos encontrar una playa de arena que no es como las que suelen ser habituales en la Costa Brava. Lo digo más que nada porque no cubre a la primera de cambios, sino que puedes andar bastantes metros sin que el agua supere la altura de tu cintura. Eso hace que sea un lugar ideal para ir a veranear con niños. Por otra parte, y aunque no sea el pueblo más bonito de la lista en mi humilde opinión, concentra calas de gran belleza como Canyelles Petites, l’Almadrava, Cap Norfeu, Punta Falconera, Jóncols y Montjoi.

L’Escala

Lescala
Hablar de L’Escala es hablar de un pueblo 100% marinero. Aunque el turismo pone en peligro esa etiqueta, su precioso casco antiguo y la tradición pesquera siguen imponiéndose, sobre todo cuando se trata de defender sus conocidas anchoas. Otro buen plan, a parte de ir a comer paellas, marisco y buen pescado, es el de realizar submarinismo en las Islas Medas, que están bastante cerca.

Artículo recomendado: Las mejores playas y calas de la Costa Brava.

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