La isla del Sol en el lago Titicaca


El lago Titicaca se extiende por tierras de Bolivia y Perú a unos 3.800 metros de altura. Es el lago más alto del planeta y uno de los lugares más bellos del mundo. Y allí está la isla del Sol, una maravilla de la naturaleza que fue santuario de las vírgenes dedicadas al dios inca del Sol.

Si llegáis hasta allí, podréis visitar algunos de los enclaves arqueológicos más interesantes de la civilización inca, situados en la parte norte de la isla. Toda una aventura.

Caminar por la isla del Sol


Llegar hasta allí no es lo que se dice complicado, a pesar del esfuerzo adicional que impone la altitud del lugar. Si el lago Titicaca es en sí mismo un lugar de gran belleza, la isla del Sol se convierte en una joya maravillosa.

Una vez en la isla, la travesía que os llevará a descubrir sus tesoros puede hacerse sin problemas en un solo día. No es excesivamente larga, aunque como ya hemos dicho la altitud y el sol abrasador compliquen un poco el trayecto. Pero merecerá la pena: desde el Palacio Pilkokaina y el laberinto o Chinkana tendréis las mejores vistas del lago.

Una aventura en plena naturaleza


Nada más llegar al enclave arqueológico de Challapampa tendréis que pagar una entrada. El importe es irrelevante para nosotros, pero ese dinero ayuda al sostenimiento de las comunidades que pueblan hoy la isla, de origen quechua y aymara. Además del turismo, estas poblaciones se dedican a la pesca y a la agricultura.

La ruta de la isla del Sol recorre la parte más alta de la isla, regalándoos paisajes increíbles. El objetivo es alcanzar la escalinata de Yumani, de origen inca, que asciende desde el nivel del lago hasta la parte más alta donde encontraréis una fuente de agua que data de la época precolombina. ¿Es o no es este viaje toda una aventura?

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