Las plazas más bellas de Portugal

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Cualquier lugar de destino con encanto tiene una plaza de gran belleza y que alberga su historia y patrimonio. Y, evidentemente, hay plazas que son muy famosas y conocidas en todo el mundo. En esta ocasión, nos vamos a centrar en Portugal porque el país vecino también ofrece numerosas posibilidades de recorrer su territorio de plaza en plaza. Las opciones son casi infinitas, pero aquí nos vamos a centrar en las que deberías ver, al menos, una vez en la vida.

Lisboa

La primera parada la vamos a hacer en Lisboa, su capital. En esta ciudad, varias son las opciones, pero una de las visitas obligadas es la llamada Plaza del Comercio. Este enclave es uno de los lugares más emblemáticos de esta localidad portuguesa, siendo para muchos realmente el centro de la ciudad.

En ella, hay varios elementos que llaman la atención como su Arco Triunfal, situado en la Vía Augusta, así como la estatua de José I, situada justo en el centro, y que se erigió al ser el monarca que reinaba cuando se produjo el histórico terremoto de 1755.

Esta plaza responde al rediseño que hizo el Marqués de Pombal tras precisamente ese terremoto, momento en el que optó por la forma de la letra U y por edificios que dan uniformidad al conjunto arquitectónico, que queda con espacio abierto al río Tajo. Esta plaza albergó durante más de 200 años el Palacio Real que quedó destruido con el seísmo.

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Y todo ello está rodeado de restaurantes y cafeterías, que animan la zona. Dentro de ellos, si se puede, hay que ir a Martinho da Arcada, que es uno de los más antiguos de la ciudad, ya que data de 1778.

Guimarães

Otra de las plazas típicas de Portugal es la de São Tiago, que está en el centro del casco histórico de Guimarães, ciudad en la que se cree que nació el primer rey de Portugal, Alfonso Henriques en el año 1109.

Esta localidad está reconocida como Patrimonio de la Humanidad, formando parte de los 18 lugares del país que tienen este reconocimiento. Durante la visita, hay que fijarse en la población medieval, que todavía perdura gracias a que se han utilizado materiales y técnicas de construcción tradicionales. No obstante, se le ha dotado de un cierto toque de modernidad.

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