Islandia: un viaje para conocer el país a través de sus parques nacionales

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Islandia es otra de las islas que ofrece numerosas posibilidades para ser visitada. Como siempre, deben recorrerse sus principales atractivos turísticos, la capital… Pero dentro de estas rutas, cuando ya se conoce la isla o bien se quiere visitar de una manera distinta, no se pueden olvidar sus parques nacionales. Es un paisaje de gran belleza en el que se puede observar la gran biodiversidad y los diferentes recursos naturales propios. Es quizá el lado menos conocido de una de las islas más bellas del planeta.

Los parques

Los parques nacionales de Islandia pueden ser visitados por los turistas, pero siempre se deben seguir las pautas que se indican para respetar el entorno natural. Dentro de este país, nos encontramos con tres parques nacionales, cada uno de los cuales tiene unas características específicas.

El primero de ellos que debemos visitar es el conocido Parque Nacional de Vatnajökull, que está considerado como el más grande de Europa. No en vano, tiene una extensión de 12.000 kilómetros cuadrados.

Las vistas en esta zona son espectaculares, pero siempre que guste el hielo. Y es que, precisamente, uno de sus principales atractivos es poder ver la interacción de los cascotes de hielo dinámicos y los glaciares emisarios de energía geotérmica y con frecuente actividad volcánica subglacial y, por supuesto, con las riadas. De hecho, es un territorio que destaca por su gran variedad de paisajes fruto de esa combinación de ríos, glaciares y actividad geotérmica y volcánica.

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Es una interacción que es prácticamente única en el mundo. Y, con el fin de preservarla, se puso en marcha en el país en el año 2008 un proyecto de conservación para crear este parque nacional.

Otro de los parques que debe visitarse en Islandia es el conocido como El Thingvellir, que se localiza en un valle que surgió por la ruptura entre las placas tectónicas norteamericana y euroasiática. Además, es una zona que es atravesada por fallas, siendo la más grande Almannagiá, que forma un gran cañón.

Por supuesto, no hay que perderse el lago, que lleva su nombre, ya que hay especies de peces que no se pueden observar en ningún otro lugar del planeta. Otro motivo más para “perderse” en este recorrido en el que el agua también se observa en algunas de las fracturas.

Entre los datos más curiosos destaca el hecho de que fuera declarado parque nacional en 1928 por su importancia histórica y las características tectónicas y volcánicas. También fue designado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2004. Y, por supuesto, no falta una leyenda: si se pide un deseo al tirar una moneda y se ve caer al fondo, dicen que se hace realidad.

Y, finalmente, la ruta por los parques nacionales nos debe llevar al Snaefellsjökull National Park. Su gran particularidad es que se encuentra al pie de un volcán y un glaciar. Además, tiene el atractivo añadido de que es el único parque que llega desde la costa marítima hasta las cimas montañosas.

En esta zona, no hay que olvidarse de observar los diferentes materiales que se han producido fruto de la actividad volcánica tanto en su parte inferior como en sus flancos, que conforman un paisaje sin parangón. A ello se suman los conos piroclásticos laterales.

Zonas protegidas

Además de los parques nacionales, Islandia también tiene otras zonas protegidas que, igualmente, pueden ser visitadas por los turistas. Por ejemplo, se pueden recorrer las reservas naturales en las que están las zonas protegidas más importantes del país por la presencia de flora y fauna. No hay que olvidar que en este país hay un total de 31 especies vegetales protegidas, algunas de las cuales son únicas.

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