El oasis de Siwa, Egipto


Siwa se encuentra en medio de la nada, en pleno desierto a unos 850 kilómetros de El Cairo y muy cerca de la frontera con Libia. Es una de las zonas más aisladas de Egipto y, a pesar de ser poco frecuentada por el turismo de masas, es de los sitios más bonitos del país. En un enclave digno de ver, está rodeada por un palmeral sobre las dunas del desierto y sobre un lago salado. Sus calles todavía son transitadas por carros de madera y burros.

Para recorrerla, una de las mejores opciones es alquilar una bicicleta y adentrarte en los caminos arenosos del palmeral para llegar al famoso Oráculo de Siwa, que se encuentra sobre una cima de rocas que están visiblemente erosionadas. Desde lo alto, una espectacular imagen de los palmerales juntándose con la orilla del lago y las dunas cayendo a los límites del osasis. En cualquier palmera puedes coger uno de los muchos racimos de dátiles que cuelgan y que son tan típicos en el país.

Una vez que has visto el Oráculo puedes dirigirte al baño termal que solía frecuentar Cleopatra para relajarse y bañarnos en aguas cristalinas con grandes burbujas que brotan del fondo. Otro lugar que merece la pena visitar es el templo de Amón Ra y la antigua fortaleza medieval que había en Siwa, que data del siglo XIII y fue construida con ladrillos de tierra, yeso y sal.

En la historia de Siwa se encuentra Alejandro Magno, que después de fundar Alejandría puso rumbo al Oráculo de Siwa para rearfirmar su creencia de que era descendiente del dios Amón Ra, algo que su madre le había dicho, y que al llegar allí el Oráculo le reconoce como ser divino y es por ello que lo procalman faraón de Egipto antes de salir para conquistar Persia.

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