En Italia hay ciudades maravillosas, todas ellas con un encanto y un romanticismo increíbles para poder disfrutar de unas vacaciones o de una escapadita romántica. Hoy me gustaría escribir sobre Lecce, ciudad que está en la región de Puglia, al sur del país. A esta ciudad se le llama «la Florencia del Sur» gracias a los muchos monumentos barrocos que tiene.
Es el destino perfecto para los amantes de la arquitectura, al igual que cualquier otro destino italiano, pero lo cierto es que es una ciudad perfecta para cualquier turista ya que te cautivará nada más poner un pie en ella. Entre las muchas cosas que puedes ver allí hay iglesias, palacios o monumentos, además de poder degustar una gastronomía local realmente deliciosa.
Lugares de interés
Entre sus muchos lugares de imprescindible visita destaca la Basílica de Santa Cruz, que está en el centro de la ciudad, una zona en la que también merece la pena visitar el Palacio Basílica Adorno. En esta basílica podrás ver muchas reliquias de la época romana y varias estatuas. Lo cierto es que cualquier catedral o iglesia de la ciudad es realmente espectacular.
También puedes visitar la Plaza de la Catedral, que en su momento fue ciudadela fortificada y que hoy en día es una de las zonas más elegantes de la ciudad. Interesantes también el Palacio Vescovile y el Palacio del Seminario, que están en esa plaza y que representan a la perfección la obra monumental de la ciudad. Cerca de allí está la Plaza San Oronzo, en donde hay restos del Anfieatro y que en verano alberga varias representaciones teatrales. En esta plaza está el Castillo de Carlos V, uno de los lugares más bonitos de la ciudad.
Su gastronomía
Por supuesto, no puedes irte de Lecce sin probar algunas de sus delicias gastronómicas, que al igual que en cualquier otro rincón de Italia son maravillosas. Los ingredientes que más destacan son las verduras, aceites, pan y pasta. Entre las pastas, merece la pena probar los orecchiette o los tagliatelle, sus puntos fuertes. Los platos típicos con verduras más famosos son la parmigiana de berenjenas o la taieddhra (patatas, calabacines, cebollas, mejillones y queso rallado).
En cuanto a los dulces, no puedes irte sin probar un pasticciotto relleno de crema, una cotognata leccese, higos secos o los mostaccioli con cobertura de chocolate y una capa de uva y mermelada. Por último, los vinos, entre los que destacan el Aleatico, Copertino, Galatina, Nardò o el Salento.