El Oasis de Huacachina


Este espléndido oasis no es producto de la imaginación. Existe y es real. Si estuvieras caminando por el desierto y de repente a lo lejos apareciera un paraje como este podrías pensar que estas siendo víctima del calor y de la deshidratación. Que lo que ves se trata de un espejismo. Pero no es así. Si algún día caminaras por el desierto peruano, has de saber que no estás soñando.

A unos cinco kilómetros al oeste de Ica, una ciudad del Perú, se encuentra la inmensa laguna Huacachica. Un auténtico oasis natural entre tanta arena blanca del desierto. El color de sus aguas, verde esmeralda, son parte de su belleza. Dichas aguas aparecieron gracias al afloramiento de las diversas corrientes subterráneas de la zona. A lo largo de toda su orilla, ha ido creciendo una abundante vegetación. Eucaliptos, palmeras, o huarangos -vegetación típica de la zona- se sitúan alrededor de la laguna, dando un toque de color en la inmensidad del desierto. Esta vegetación sirve además como descanso para todas las aves migratorias que atraviesan cielos peruanos.

Todo en su conjunto hacen del Oasis de Huacachina uno de los lugares más hermosos de la costa peruana. Antiguamente sus aguas eran ricas en sustancias sulfurosas y salinas, por lo que fueron consideradas como aguas con poder curativo. Esto, sumado a su belleza y al cálido clima de la zona, invariable durante todo el año, hicieron que Huacachina se convirtiera años atrás en uno de los balnearios peruanos más exclusivos e importantes.

Hoy día permanecen en pie algunos de los hoteles que se construyeron en su momento con motivo de esta importancia que se le otorgó al lugar. Pero aunque hayan pasado los años y se haya ido descuidando el lugar por parte de las autoridades, el balneario aún mantiene varias de las prestaciones del momento.

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